viernes, 13 de julio de 2018

El nacimiento de las galaxias y estrellas.

             



* En el supuesto caso de que se hubiese producido un Big Gag el siguiente paso a considerar sería la formación de las galaxias y estrellas.
   Generalmente se ha dicho que después de la explosión (en otras palabras después del Big Bang), el gas hidrógeno creado en esa explosión se propagó en el espacio. Entonces, de repente, el mismo gas que fue propagado al espacio en la explosión comenzó a condensarse formando galaxias y estrellas –aunque fue un proceso lento. Esto fue posible debido a la existencia de pequeñas condensaciones que se cree debían haber existido en los albores después del Big Bang. Se ha estimado que este proceso de condensación de gas y polvo se llevó a cabo durante millones de años, hasta la formación de las actuales galaxias y estrellas.

¿ES SATISFACTORIA ESTE TEORÍA? Al pensar en el nacimiento de las galaxias y estrellas y al leer ciertas publicaciones podemos tener la impresión de que este tema ha sido resuelto, de la misma manera que al leer sobre el Big Bang. Se da por sentado que se trata de un hecho comprobado, que no deberíamos dudar, solamente creer. Mucha gente realmente cree que los cuerpos celestiales se originaron de la mencionada manera.
   Pero, ¿es la teoría del origen de las estrellas y galaxias satisfactorio? ¿Es realmente un hecho comprobado?
   Las personas más idóneas para contestar estas preguntas son los mismos científicos: puesto que ellos han examinado la estructura y el movimiento del universo, son ellos los que tienen comentarios sobre este tema. Sus comentarios indican que el nacimiento de estos cuerpos celestes todavía es un misterio. El nacimiento de las galaxias es considerado especialmente problemático. No hay ninguna prueba contundente:

 No quiero pretender diciendo que hemos descubierto el proceso de la creación de las galaxias. La teoría del nacimiento de las galaxias es uno de los mayores problemas sin solucionar en la astrofísica y parece que incluso hoy estamos lejos de la solución.” 

“Hay mucha certeza de que las estrellas han sido creadas de la condensaciones del gas diseminado entre las estrellas. Podemos suponer que lo mismo sucede en todo el universo y así se originaron las galaxias. Sin embargo, aquí hay un gran problema –eso no sucedió. (…) Necesitamos mejor evidencia basada en la observación de cómo se originaron las galaxias y las estructuras mayores el universo. Hasta ahora no es posible realizar esas observaciones en lo que respecta a las galaxias ordinarias.






                      Nacimiento de galaxias 




En lo que respecta al nacimiento de galaxias y estrellas, se ha sostenido que solamente se necesita el suficiente gas en un lugar para originar el nacimiento de galaxias y estrellas por sí mismas. También se ha sugerido que en algunas nubes de niebla, como en la constelación de Orión, nacen estrellas todo el tiempo.

   Sin embargo, como una respuesta a la mencionada pretensión uno puede afirmar que, generalmente hablando, no podemos estar seguros si algunas nubes de niebla se están acumulando o dispersando. La vida de una persona normalmente no es lo suficientemente larga como para observar estos hechos. Por eso, puede ser que al ver una nueva estrella, simplemente suceda que la estrella en cuestión no era visible detrás de nubes de niebla anteriormente, y se hizo visible por el movimiento de rotación de las órbitas o porque la niebla se asentó y la expuso. Por eso, no se trata necesariamente de una estrella nueva, pues puede ser que la estrella tan solo “se dejó ver”.

   Por el otro lado, si el nacimiento de galaxias y estrellas es tan simple, ¿dónde está la evidencia? Puesto que se ha estimado que existen cien billones de galaxias en el cielo, y cien billones de estrellas en casa una, y si dividimos eso por 10 billones (la edad estimada del universo es de 10 –15 billones de años) significaría que ¡10 nuevas galaxias y 1,000 billones de estrellas nuevas deberían nacer cada año! Esa enorme cantidad de estrellas nuevas y galaxias debería ser detectada de alguna forma, pero ¿por qué no podemos detectarla?

   La observación ni siquiera debería ser difícil, porque los científicos creen que sólo pueden ver el pasado del espacio exterior. De ese modo, solamente tendríamos que ver la diferente distancia entre un año luz y 10 – 15 billones de años luz- así habría muchas alternativas diferentes y ciertamente veríamos la formación de órbitas. ¿Por qué no podemos detectar eso?



El origen del movimiento de rotación y traslación también es un misterio. Si al comienzo sólo había un movimiento centrífugo causado por el Big Bang, ¿cómo pudo cambiar de repente y convertirse en movimientos de rotación y traslación, que pueden ser observados en todos lados en el espacio? ¿Qué causó esas nuevas direcciones del movimiento, ya que ningún movimiento de traslación o rotación puede comenzar, a menos que haya otra fuerza dirigiéndolo?

   Asumiendo que el Big Bang realmente ocurrió, habría causado movimiento sólo en una dirección, hacia afuera del lugar donde ocurrió la explosión. Ningún movimiento de rotación o traslación habría sido creado; en cambio, todo se habría movido directamente hacia afuera del punto inicial. Una buena pregunta es, por lo tanto, cómo se originaron esos movimientos, porque no podrían haber comenzado de solo; eso va contra las leyes de la física. ¿Por qué encontramos y observamos esos movimientos por doquier en el espacio? Estos puntos nos señalan el fundamento agrietado sobre el cual se asienta la teoría del origen del universo.










                                           Galaxias espirales



La primera teoría moderna de la formación de nuestra galaxia (conocida por los astrónomos como ELS, las iniciales de los autores del artículo, Olin EggenDonald Lynden-Bell y Allan Sandage2​) describe un colapso monolítico simple (relativamente) rápido, primero formándose el halo, seguido del disco. Otra teoría publicada en 1978 (conocida como SZ por sus autores, Leonard Searle y Robert Zinn3​) describe un proceso más gradual, primero con el colapso de pequeñas unidades que se combinan para formar componentes mayores. Una idea más reciente es que una porción significativa del halo estelar podría provenir de los restos estelares de galaxias enanas destruidas y cúmulos globulares que orbitaron alguna vez la Vía Láctea. El halo entonces sería un componente "nuevo" hecho de partes "recicladas".

En los últimos años, se ha puesto mucha atención en la comprensión de los eventos de fusión entre galaxias dentro de la evolución galáctica. Los rápidos progresos tecnológicos en computación han permitido simulaciones de galaxias mucho mejores y las mejoras en las tecnologías observacionales han proporcionado muchos más datos sobre galaxias distantes experimentando eventos de fusión. Después del descubrimiento en 1994 de que nuestra propia Vía Láctea tiene una galaxia satélite (la Galaxia Enana Elíptica de Sagitario o SagDEG) que está actualmente siendo disgregada y "comida" por la Vía Láctea, se piensa que este tipo de eventos pueden ser muy comunes en la evolución de las galaxias grandes. Las Nubes de Magallanes son galaxias satélite de la Vía Láctea que casi seguramente compartirán el mismo destino que el SagDEG. La idea de una galaxia absorbedora con un gran número de galaxias satélite podría explicar por qué la galaxia M31 (la galaxia de Andrómeda) parece tener un núcleo doble.



                          GALAXIAS ELÍPTICAS



Las galaxias elípticas gigantes probablemente se formaron por fusiones a una escala mayor. En el Grupo Local, la Vía Láctea y M31 (la galaxia de Andrómeda) están gravitacionalmente ligadas y actualmente se aproximan la una a la otra a gran velocidad. Como es muy difícil determinar la velocidad perpendicular de M31 respecto a nosotros, no sabemos a ciencia cierta si colisionará con la Vía Láctea. Si las dos galaxias se encuentran, pasarán una a través de la otra y la gravedad deformará ambas galaxias severamente expulsando gas, polvo y estrellas al espacio intergaláctico. Viajarán por separado, disminuyendo la velocidad y entonces, serán arrastradas la una hacia la otra y colisionarán otra vez. Finalmente ambas galaxias se habrán combinado completamente y las corrientes de gas y polvo estarán volando a través del espacio cerca de la recientemente formada galaxia elíptica gigante. Además, a partir del gas expulsado en la combinación, se pueden formar nuevos cúmulos globulares e incluso nuevas galaxias enanas que se conviertan en parte del halo de la elíptica. Los cúmulos globulares de la Vía Láctea y de M31 también formarán parte del halo. Los cúmulos globulares están tan ligados gravitacionalmente que son enormemente inmunes a las interacciones galácticas a gran escala. Si alguien está alrededor para observar la combinación, será un suceso lento pero magnífico. Se podrá ver una M31 distorsionada que se extiende espectacularmente por todo el cielo. De hecho, M31 ya está distorsionada: los bordes están combados. Esto es probablemente debido a interacciones con sus propias galaxias compañeras, así como por posibles fusiones con galaxias enanas esferoidales en el pasado reciente - los restos de los cuales siguen visibles en las poblaciones de disco.

En nuestra época, las grandes concentraciones de galaxias (agrupaciones galácticas y supercúmulos) se siguen ensamblando. Este cuadro ascendente es conocido como formación jerárquica de estructuras(similar al cuadro SZ de la formación de galaxias pero en una escala mayor).

Aunque conocemos una gran cantidad de información de nuestra galaxia y de otras, las preguntas más fundamentales sobre la formación y la evolución continúan siendo contestadas solo de manera tentativa.
        
                        













El Big Bang

                       


                        El Big Bang  


* La mayoría de los astrónomos cree que el Universo comenzó con un Big Bang, hace alrededor de 14 billones de años. En ese momento, todo el Universo se encontraba en el interior de una burbuja mil veces más pequeña que la aguja de un alfiler. Era más caliente y densa que cualquier cosa que nos podamos imaginar.

Luego explotó de pronto. Había nacido el Universo que conocemos. El tiempo, el espacio y la materia comenzaron con el Big Bang. En una fracción de segundo, el Universo pasó de ser más pequeño que un átomo a ser más grande que una galaxia. Y continuó creciendo a una velocidad impensable. Todavía hoy se encuentra en expansión.

A medida que el Universo se expandía y enfriaba, la energía se convertía en partículas de materia y antimateria. Estos dos tipos opuestos de partículas se destruyeron entre sí casi por completo. Pero algo de materia sobrevivió. Cuando el Universo tenía un segundo de edad, se comenzaron a formar partículas más estables, llamadas protones y neutrones.

En los tres minutos que siguieron, la temperatura cayó por debajo de 1 billón de grados Celsius siendo entonces lo suficientemente templada como para que los protones y neutrones se unieran, formando núcleos de hidrógeno y helio.

Tras 300.000 años, la temperatura del Universo había descendido a cerca de 3.000 grados. Los núcleos atómicos finalmente pudieron capturar electrones para formar átomos. El Universo se llenó de nubes de gas de hidrógeno y helio.














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PORTADA 3